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El Fuego


Las 10 Vírgenes- Capítulo 6 de 12

El fuego no se halla en el aceite, no se halla en la lámpara y no es parte de la mecha.

Es algo externo, no brota de la lámpara. Alguien lo trae; viene de afuera. Pero es casi lo fundamental en este asunto, porque una lámpara sin el fuego ardiendo sobre ella obviamente tampoco sirve, aunque tenga aceite y mecha.

Jesús dijo cierto día: “Seréis bautizados ... con fuego”. Daba a entender que alguien traería fuego sobre ellos. Para que una lámpara funcione no bastará con solamente juntar los elementos adecuados, sino que también debe ser encendida por alguien. Será finalmente el fuego lo que concederá lo que se buscaba: ¡Luz!

Sin embargo el fuego no es una pieza más, no es una cosa más del conjunto, sino que éste viene ¡para consumir lo que está preparado! El fuego es ese algo que otorgará la luz tan deseada, alimentándose de lo que ha sido preparado. és el que tiene el poder para expulsar las tinieblas, pero para hacerlo requiere de algo para quemar y combustible.

El diccionario de la Biblia enseña que en las Escrituras el fuego representa la gloria de Dios, Su protección, Su santidad, Su poder, Su justicia, Su ira contra el pecado, Su palabra penetrante, y por sobre todo, siempre, Su Presencia.

Esta Presencia, así como descendió sobre el Tabernáculo de Reunión en el desierto porque este había sido preparado fielmente conforme a Su Voluntad, siempre podrá ser hallada donde se den las condiciones. Un hombre o una mujer, con la Palabra y el Espíritu de Dios en sus corazones, y la entrega constante del ser para hacer la voluntad de Dios, se hallará encendido. El fuego es la Presencia de Dios en nosotros. Que permanecerá mientras andemos en la voluntad de Su palabra, llenos del Espíritu Santo y en total entrega a él.

Su Persona es el fuego consumidor que trae consigo la luz.

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